tiistai 8. lokakuuta 2013

Dos son mejor que uno

Tengo un razón para volver a escribir en español. Estoy bastante segura que mis mejores amigos son los solos leyentes regulares y aunque me gusta saber que por lo menos algunos lean este blog, hay ocasiones cuando quiero escribir pero no quiero que mis amigos lo comprendan. Si son tan curiosos que pasan tiempo traduciendo este texto para saber lo que digo, podría declarar que merecen saber. De todos modos, el tema que quisiera tratar es la soledad. No estoy deprimida, no se preocupen. Pero poco a poco me he empezado a sentir que necesito la compañia de los otros más que he sabido.

Tengo una rutina diaria que atiendo casi todos los días. Me levanto a las nueve y paso el día con las mismas cosas; viendo la tele, caminando al aire libre o tejendo algo. Algunos días preparo la cena o limpio la casa. Y hago todo esto sin nadie alrededor de mí, mi solo compañero es mi peluche que es un pingüino. Sí, tengo diecinueve años y tengo un peluche pero lo entenderían si lo vieran.

Estoy tan alegre que voy a ver a mi amiga mañana porque ha pasado mucho tiempo desde que he visto a mis amigos. Sé que podría cambiar la situación pero a veces es muy difícil organizar momentos para ver a las amigas que no viven aquí. Sin embargo, no quiero ser un hermitaño. Cuando me mudo a la capital, voy a tener más oportunidades para eso, al menos así trato de convencerme.

Pasando los días sola tengo muchos beneficios como la paz, el silencio y la libertad de hacer lo que quiero pero hay una gran desventaja: no me gusta sentirme sola.







 

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